Propuesta general para una escuela Waldorf en Puerto Vallarta, México.
La propuesta está inspirada en los juegos de los niños: Un tablero de juegos donde los dados se tiran y arman una situación. Aquí, los dados son las aulas, independientes entre sí, con su ubicación e identidad propia, generando una situación espacial alrededor del patio.
La decisión de hacer cada aula independiente de la otra, permite la construcción de las mismas por etapas, ayuda a la acusticidad y permite que la naturaleza se filtre entre ellas, generando una relación entre la arquitectura y la naturaleza más respetuosa y amena.
A cada aula le filtrará el sol de una manera particular, al estar todas orientadas de manera diferente, y tendrán diferentes visuales dentro de cada una de ellas.
Se plantea una construcción de técnicas mixtas. Por un lado, los techos de las aulas en concreto y aislación, y los muros de las mismas se los prevee en adobe y cañas. La transición entre ambas tecnologías será transparente, de vidrio perimetral.
Las circulaciones dan lugar a diversidades espaciales, conexiones entre la arquitectura y el paisaje, promoviendo distintas posibilidades de habitabilidad de los espacios, unifican los elementos del programa (las aulas, el SUM, las oficinas, los sanitarios) y generan los vacios donde se encuentran el patio, el anfiteatro y las huertas, generando dinamicidad en los recorridos.
Se plantea una casa del árbol, a definir in situ según tipo de árbol y disposición de los troncos.
La propuesta intenta ser muy respetuosa del paisaje y la naturaleza, conservando todos los arboles del lugar y generando varios sectores posibles para hacer huertas.
Se propusieron lineamientos arquitectónicos que acompañan a los lineamientos educativos.